Yoga y meditación para la compasión

Una forma de meditación no tan conocida, pero que cada vez se vuelve más popular, es la meditación para la compasión. Proviene del concepto budista de la “benevolencia” o “mettā” y, por ello, también se conoce como “meditación mettā” o “bondad amorosa”. 

Es cierto que hay muchas meditaciones basadas en la atención plena, cuyas características, de cierto modo, nos permiten cultivar la compasión y ser personas más amables. Sin embargo, esta meditación en concreto nos hace centrar en el desarrollo de sentimientos como la empatía, tanto con nosotros mismos como con aquellos que nos rodean. ¿Por qué nos conviene practicarla? 

Aunque solemos ignorarlo, la compasión es esa capacidad que tenemos para conectarnos con el sufrimiento propio y ajeno junto al deseo sincero de aliviarlo. Por ello, es esencial para aprender a ser amables y comprensivos con nuestro propio ser, por ejemplo, al enfrentarnos con errores personales. También, para ofrecer compresión y bondad a otros cuando atraviesan situaciones difíciles o momentos de dolor.

Redescubriendo nuestra compasión

Todas las personas tenemos esa capacidad natural para sentir empatía y compasión por el sufrimiento propio y de los demás. No obstante, debido al constante estrés, las frustraciones y las experiencias de vida en general, dicha cualidad tiende a verse limitada o bloqueada. Por eso, con frecuencia, buscamos maneras de cultivarla y fortalecerla. 

En este sentido, hemos de saber que una de las formas de redescubrir nuestra compasión es precisamente con la práctica de la meditación. La atención plena nos permite familiarizarnos con nuestro propio dolor y sufrimiento, incrementando nuestra capacidad para comprender a los demás sin hacer juicios o críticas. Al eliminar esos sentimientos negativos que muchas veces invaden nuestra mente, nos volvemos personas más amables y bondadosas. 

Bases de la compasión

La compasión es una conducta que nos hace querer eliminar el sufrimiento propio o ajeno, tomando acciones para proporcionar sensación de bienestar. Tiene que ver con ofrecer compresión y bondad a otros, en lugar de juzgarlos. Es un sentimiento que nace de la empatía, cuyo fin es aliviar cualquier malestar físico o mental. Además, también está asociado con el altruismo, que es una conducta de ayuda desinteresada y bondadosa. 

En las bases de la compasión nos encontramos con un componente cognitivo, uno emocional y otro conductual. El componente cognitivo hace referencia a la capacidad que tenemos para percibir el sufrimiento; por su parte, el componente emocional es aquel que nos hace sentir conmovidos por dicho sufrimiento, generándonos malestar o preocupación. Finalmente, el conductual es el que nos motiva a tomar acción para paliar dicho dolor. 

Esta conducta, en general, ha sido foco de investigación en los últimos años. Por eso, algunos científicos han determinado que la compasión está fuertemente enraizada en la naturaleza humana y tiene bases biológicas en el cerebro y en el cuerpo. Además, sugieren que ha tenido un gran propósito evolutivo, pues ha sido determinante para la supervivencia de las sociedades. 

Por otro lado, hay evidencias que demuestran que cuando sentimos compasión incrementa nuestra segregación de oxitocina, se activan regiones del cerebro asociadas con la empatía y aparecen sentimientos de placer. Además, se sugiere que, independientemente de su base biológica, es una cualidad que podemos cultivar. 

Importancia de la autocompasión

Una de las cosas que debemos tener en cuenta cuando queremos cultivar la compasión es que la autocompasión es determinante en este proceso. Así, cuando no sentimos compasión y bondad por nosotros mismos en momentos difíciles, se nos hace más difícil experimentarlo con los demás. Por tanto, antes que nada, nos conviene fortalecer la autocompasión. 

Esto implica que, en lugar de ignorar nuestro sufrimiento, buscamos la manera de mitigarlo y evitar que nos afecte en la medida posible. Es decir, dejamos de hacernos críticas o juzgarnos por defectos o errores y nos damos un trato amable, a la vez que comprendemos que las cosas no siempre son como queremos. 

En este sentido, contrario a lo que muchos llegan a pensar, la meditación para la compasión no está dirigida primeramente a reconocer y pretender aliviar el dolor ajeno. De hecho, nos orienta principalmente a cultivar el sentido de bondad amorosa hacia nosotros mismos como vía para poder sentir compasión por los demás. 

Meditación para la compasión: ¿por qué practicarla?

Al llegar hasta aquí, podemos reflexionar sobre la importancia que tiene la compasión tanto para nosotros, como para la sociedad en general. Sin embargo, es probable que aún no sepamos cuán beneficiosa puede ser la meditación a la hora de cultivarla. Incluso, quizá aún pensábamos que se trataba de una cualidad exclusiva de algunas personas. 

Pues bien, está demostrado que todos podemos fortalecer nuestra compasión a través de prácticas como la meditación. De hecho, una investigación publicada en la revista académica Clinical Psychology Review determinó que tanto la meditación de bondad amorosa como la meditación de compasión pueden ser estrategias útiles para abordar problemas psicológicos que involucran procesos interpersonales.  

Por lo anterior, estas formas de meditación pueden emplearse como apoyo para combatir estados de ira, ansiedad social y conflictos matrimoniales. Asimismo, son prácticas prometedoras para mejorar el afecto positivo y reducir el estrés, la ansiedad y otros síntomas asociados al estado de ánimo.  

A su vez, como lo señala otro estudio publicado en la revista Emotion, bastan unos pocos minutos de práctica de este tipo de meditación para incrementar los sentimientos de conexión social y positividad hacia individuos extraños y hacia el yo. Y es que, de hecho, meditar también se asocia con la activación de regiones cerebrales asociadas a la empatía. 

¿Cómo resumimos todo esto? Pues bien, para sintetizarlo, podemos decir que la meditación es una vía que nos permite incrementar nuestros sentimientos de empatía para experimentar la compasión en su grado más alto. Esto no solo con el fin de ayudar a otros en sus situaciones difíciles, sino para comprendernos a nosotros mismos y afrontar esos momentos donde resultamos perjudicados. 

Entre otras cosas, este tipo de entrenamiento nos sirve para fortalecer nuestras relaciones interpersonales, ya sea en el entorno familiar, escolar o laboral. Al potenciar nuestra compasión, nos permite reducir esos conflictos que pueden dificultar nuestra conexión con los demás. 

¿En qué consiste la meditación para la compasión? ¿Cómo empezar?

La meditación para la compasión reúne varias técnicas que se enfocan exclusivamente en el fortalecimiento de esta cualidad. Está dirigida para todas aquellas personas que deseen cultivar la compasión hacia sí mismos y hacia otros, ya sea con la finalidad de superar un problema de autoestima o para incrementar la empatía y el deseo de ayudar a otros. Las técnicas más utilizadas incluyen: 

  • Técnica de la bondad amorosa: es una de las formas de meditación para la compasión más populares. Consiste en recordar la imagen de diferentes personas, gente que nos gusta y gente que no, con el fin de extenderles pensamientos amables. Con esto, buscamos enfocar la mente para hacer a un lado cualquier infelicidad que estemos experimentando. 
  • Visualización de la luz solar: es una forma de meditación que nos invita a imaginar que la luz solar líquida fluye hacia el cuerpo. Con esto, experimentamos una sensación de calidez y nos sentimos más livianos. Así, abrimos más espacio en la mente al meditar. 
  • Visualización de la compasión: en última estancia nos encontramos con una forma de meditación que nos ayuda a cultivar la compasión con una técnica muy simple; respiramos las dificultades de los demás y luego exhalamos todas las cosas buenas que hemos experimentado. El fin es que esto nos genere una sensación propia de bienestar. 

¿Cómo empezar a practicar la meditación para la compasión?

Para empezar a practicar la meditación para la compasión te proponemos orientarte y si tu objetivo es fomentar más compasión, un paquete específico de ejercicios de meditación centrados en la compasión, la amabilidad y el amor. Estos nos ayudan a cultivar este sentimiento y nos permiten aplicarlo en nuestro día a día.  

Lo mejor de todo es que las guías nos permiten vivir un proceso gradual, pues la compasión no se consigue con apenas una práctica. Primero nos enfocamos en nosotros mismos para después llevarlo hacia seres queridos, familiares, amigos, extraños, etcétera. 

Solo necesitamos lo básico para meditar. Esto incluye: 

  • Buscar un lugar tranquilo y silencioso, alejado de distractores. Nos conviene desactivar las notificaciones del teléfono móvil para que no nos interrumpan. 
  • Elegir un momento del día apropiado. Debe ser un espacio donde podamos liberarnos de preocupaciones, oficios, etcétera. Procura que sean entre 10 y 20 minutos. 
  • Ser constantes con el entrenamiento. La clave para disfrutar todos los beneficios de la meditación para la compasión es ser constantes con su práctica. Cuánto más veces lo repitamos, más fácil nos resultará aplicarlo en nuestra cotidianidad.  

¿Sabías que la compasión es una de las emociones más importantes al practicar la atención plena? La razón es que nos alienta a tener más bondad y amor en nuestra mente para que podamos compartirlo con los demás.  

Namasté,

Equipo Yoga Kalash

Te cuidamos

Bibliográfía para este artículo

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