Yoga y el estado de flujo

La mayoría de nosotros hemos experimentado, por lo menos una vez, un estado en el que nos invade una sensación de fluidez entre cuerpo y mente, alcanzando nuestro máximo nivel de concentración. Sin saberlo, hemos vivido la experiencia de un estado de flujo. 

Aunque para muchos es algo completamente nuevo, el concepto de flujo se popularizó desde 1975 cuando fue propuesto por el psicológico Mihaly Csikszentmihalyi como uno de los pilares básicos de la psicología positiva. Desde entonces, Csikszentmihalyi, al igual que otros psicológicos como Jeanne Nakamura, han dedicado parte de su vida a investigar cuáles es su impacto y cómo alcanzarlo en distintos ámbitos de la vida. 

Hoy en día, podemos definir el estado de flujo como un estado mental subjetivo que experimentamos todas las personas cuando logramos involucrarnos por completo en algo, sin pensar en nada más y sin distraernos. En otras palabras, es un proceso que nos permite incrementar nuestra creatividad y rendimiento, generándonos sentimientos de satisfacción. 

¿Qué significa estar en un estado de flujo?

Conocido también como estado de “zona”, el flujo es un estado mental que ha logrado ganar relevancia en psicología. Como ya lo mencionamos, ocurre cuando nos sumergirnos por completo en una actividad que estamos haciendo. El grado de concentración que alcanzamos es tan alto que perdemos con facilidad la noción del tiempo y aumentamos nuestro rendimiento. 

Si tenemos en cuenta la psicología positiva, podemos definir el estado de flujo como el alcance de un estado de felicidad o placer cuando realizamos algo que estimula nuestras pasiones, intereses y sentidos. Dicho de otro modo, el flujo es una combinación entre disfrute, desafío y crecimiento. Un estado mental donde nuestra creatividad llega a lo más alto, permitiéndonos experimentar muchas otras emociones positivas. 

Otra de sus grandes características es que nos permite hacer nuestras tareas por mero placer, más allá de querer alcanzar un objetivo o el éxito. De esta forma, hay un total disfrute de la tarea en sí y no por el objetivo de cumplir algo. Según, Csikszentmihalyi, “el éxito, como la felicidad, debe ser una consecuencia directa de la dedicación a algo más grande que uno mismo”. 

¿Cuándo se produce el estado de flujo?

Contrario a lo que muchas personas llegan a pensar, el estado mental del flujo es menos frecuente durante los periodos de relajación. Para lograrlo, lo idóneo sería estar en un punto medio entre lo rutinario y lo desafiante. Si estamos en alguno de los dos extremos, no seremos capaces de alcanzar este estado. Csikszentmihalyi afirma que: 

“Los mejores momentos en nuestras vidas no son los tiempos pasivos, receptivos y relajantes; los mejores momentos generalmente ocurren si el cuerpo o la mente de una persona se estira al límite en un esfuerzo voluntario para lograr algo difícil y valioso”. 

Por otro lado, es fundamental que nuestras habilidades y capacidades tengan un equilibrio con la demanda de esfuerzo que implica la tarea. Si algo nos parece demasiado difícil o no tenemos las facultades necesarias para realizarlo, entraremos en un estado de estrés y ansiedad que nos impedirá alcanzar el flujo. Por el contrario, si es demasiado fácil, no tendremos esa sensación de energía e impulso que nos motiva a afrontar los desafíos.  

¿Cómo se relaciona el yoga con el estado de flujo?

El yoga al desarrollar la atención plena desempeña un papel importante sobre el estado de flujo. Si bien podemos experimentarlo de manera espontánea en muchas situaciones, a menudo nos cuesta trabajo mantener el enfoque y la estabilidad mental en las actividades que hacemos. Por eso, cuando nos entrenamos la mirada consciente en el yoga, logramos concentrarnos con más facilidad y logramos ese enfoque necesario para el fluir. 

La atención plena nos enseña a estar en “el aquí y el ahora”, sintiéndonos a gusto con nuestras emociones y pensamientos. Por eso, desarrollamos más claridad mental, tranquilidad y emociones positivas que nos permiten adentrarnos con más facilidad en el estado de flujo. De hecho, con el mindfulness establecemos un compromiso con lo que estamos haciendo en el momento presente, sin caer en distracciones o hacer juicios.  

Entre tanto, el yoga y su práctica meditativa nos permite entrenar nuestra mente para que adquiera las habilidades necesarias para estar en el momento presente, creando condiciones que nos permiten observar cuándo nos distraemos y qué nos distrae. Así, poco a poco, aprendemos a centrarnos en nuestro objeto de enfoque. Por tanto, podemos resumir que el estado de flujo es una combinación de ambos conceptos. 

Un reciente estudio publicado en Psychology Research and Behavior Management, realizado con un grupo de jugadores de béisbol en Taiwán, encontró que el entrenamiento de mindfulness mejora el estado de flujo y la salud mental de los jugadores, lo que respalda la asociación entre estos. 

Beneficios de lograr el estado de flujo

Gracias a las investigaciones que ha realizado Csikszentmihalyi y su equipo de trabajo desde el siglo pasado, hoy conocemos los beneficios que motivan a muchas personas a alcanzar el estado de flujo. Las poblaciones de estudio han incluido individuos cuyos caminos profesionales han sido desafiantes y gratificantes a la vez, como los deportistas, artistas, escritores, entre otros. 

  • Mayor estado de concentración: tener más capacidad de concentrarnos en el trabajo, sin distracciones de por medio, nos hace más productivos y nos permite hacer labores de mejor calidad. 
  • Más claridad mental: en un estado de flujo, la mente y el cuerpo están equilibrados y sabrán lo que hay que hacer sin que nos tengamos que desgastar pensando en ello.  
  • Aumento de sentimientos positivos: el estado de flujo está relacionado con la satisfacción, el placer de hacer lo que nos gusta y las pasiones. Al no haber un componente superficial que lo impulse, experimentamos más emociones positivas. 
  • Más control del estrés y la ansiedad: entrenar la mente para alcanzar un estado de flujo es determinante para que el estrés y la ansiedad pasen a un segundo plato, especialmente en situaciones desafiantes. 
  • Bienestar general: ser capaces de lograr un esto de flujo es saber disfrutar cada una de las cosas que hacemos, olvidándonos del tiempo, los obstáculos o cualquier distractor. Por eso, en general, es una forma de potenciar el bienestar y la sensación de felicidad.  

¿Qué necesitamos para entrar en un estado de flujo?

En este punto, es normal que nos estemos preguntando cómo entrar en un estado de flujo. Por eso, a continuación, vamos a detallar esos elementos que Csikszentmihalyi identificó como factores necesarios para alcanzar el flujo. 

  • Tener los objetivos claros: para fluir necesitamos saber cuáles son nuestras metas. Además, éstas deben suponer un reto o desafío para nosotros. 
  • Tener un alto grado de concentración: esto implica poner en práctica la atención plena, en este caso centrada en nuestro objetivo. Además, alejarnos de pensamientos que nos generen distracción.  
  • Equilibrar la habilidad con el desafío: es decir, la actividad no debe ser ni demasiado fácil ni demasiado complicada. Debe ser acorde a nuestras aptitudes.  
  • Lograr una sensación de control: esto implica conocer la estructura de lo que vamos a realizar, así como las reglas o procedimientos necesarios. 
  • Hacer actividades intrínsecamente gratificantes: o sea, actividades que nos generen sensación de placer más allá de si nos dan o no algún beneficio.  
  • Perder la noción del tiempo: un componente del estado de flujo es perder la noción del tiempo. Nos concentramos tanto en eso que estamos haciendo, que no nos damos cuenta si han pasado largas horas desde que empezamos y sentimos que el tiempo invertido fue menor. 

Sin importar cuál sea nuestra motivación para alcanzar el estado de flujo, hay que tratar de mantener un equilibrio entre todos los componentes que hemos mencionado. Por eso, para complementarlo, podemos aplicar lo siguiente: 

  • Seguir nuestras pasiones o hacer lo que nos gusta. 
  • Crear un ritual que nos permita mantener el enfoque, como meditar o hacer una caminata corta. 
  • Elegir la tarea más importante y centrarnos en ella. Las multitareas generan distracción e impiden alcanzar el flujo. 
  • Identificar en qué momentos somos más creativos y productivos. Si aprovechamos esos tiempos para centrarnos en lo que vamos a hacer, será más probable alcanzar el estado de flujo. 
  • Alejar los distractores. Un ambiente tranquilo es determinante para lograrlo. Necesitamos alejarnos de las redes sociales, los correos o cualquier cosa que pueda distraernos de nuestra tarea principal. 

En definitiva, vemos que para alcanzar un estado de flujo necesitamos aprender a concentrarnos y evitar todo tipo de distracciones. Además, podemos decir que es un estado muy ligado al yoga y la meditación. A través de una serie de guías y cursos nos enseña cómo practicar yoga y meditación con diferentes enfoques. Así, por ejemplo, nos encontramos con apoyo para reducir el estrés, aumentar la concentración y regular emociones negativas como el enojo.  

Namasté,

Equipo Yoga Kalash

Te cuidamos

Bibliográfía para este artículo:

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