Los malos hábitos alimentarios se han convertido en uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades que hoy nos aquejan. Por eso, desde hace algunos años se promueve la práctica de “alimentación consciente”, cuyo principal objetivo es transformar nuestra relación con los alimentos y mejorar la forma en que comemos.
En este sentido, la alimentación consciente nos invita a poner más atención sobre nuestro menú, sin importar cuándo o dónde lo comamos. Además, nos enseña a vigilar lo que comemos, haciendo énfasis en los alimentos que nos benefician y las cantidades que necesitamos.
En otras palabras, es una práctica que nos brinda la oportunidad de comprender cuáles son los alimentos que nos nutren y cuyo consumo nos permite estar saludables. A su vez, fomenta en nosotros una dieta consciente, donde cada ingrediente y cada bocado gana relevancia. Aquí detallamos sus beneficios y cómo empezar.
¿En qué consiste la alimentación consciente?
La alimentación consciente tiene sus orígenes dentro de tradiciones contemplativas como la que ofrece el Yoga y en técnicas de inteligencia emocional. Por ello, también se le conoce como “mindful eating” y se ha definido como la práctica consciente aplicada a la alimentación para aprender a ser más conscientes de nuestros hábitos alimentarios.
¿Te has preguntado cuáles son los efectos de los alimentos que ingieres? ¿Estás prestando atención a lo que comes? A menudo, muchos comemos sin prestarle demasiada atención al plato. Incluso, el tiempo del almuerzo o cena lo dedicamos también a ver televisión, mirar el móvil o estar distraídos con otros elementos.
Justamente, esto es lo que la atención plena nos invita a corregir. Al practicar la alimentación consciente, eliminamos esas distracciones y nos sentamos a disfrutar la comida sin interrupciones. Además, aprendemos a comer despacio, disfrutando al máximo los sabores, aromas y texturas. En pocas palabras, nos reconectamos con nuestros sentidos y volvemos a disfrutar el placer de comer.
Por otro lado, empezamos a adoptar una serie de hábitos que nos permiten mejorar la relación con la comida, trabajando sobre todo el autocontrol. Así, empezamos a tomar más conciencia de las sensaciones que experimentamos al comer, como el hambre y la saciedad, para saber cuándo empezar a comer y cuándo terminar.
Alimentación consciente, sin restricciones
Algo que debemos aclarar sobre la alimentación consciente es que no se trata de una dieta específica o un plan para perder peso. Por lo tanto, no implica eliminar ciertos alimentos, ni hacer limpiezas radicales o seguir esas soluciones rápidas de moda. Lejos de estas ideas, la alimentación consciente puede servir como una guía para hacer elecciones alimentarias más saludables.
De esta forma, podemos obtener una amplia variedad de beneficios, no solo en cuanto al peso sino también en lo relacionado con la salud. No obstante, una de sus premisas es que aprendamos a comer bien sin que nuestro fin sea obtener un determinado resultado. Es decir, nos invita a disfrutar la comida sin estar enfocados en las calorías, la pérdida de peso y similares.
Y es que, por desgracia, en nuestra sociedad se han impuesto una amplia variedad de ideas en torno a la alimentación, las cuales nos han generado presión y falsas expectativas. Por eso, muchos de nosotros hemos caído en la trampa de seguir dietas restrictivas o regímenes de alimentación estrictos que, al final, lo único que hacen es afectar nuestro bienestar.
Además, esto nos ha impedido ver la dieta como un hábito que debe formar parte de nuestro estilo de vida y no un plan para aplicar solo determinados días. Por eso, con frecuencia, retomamos esos malos hábitos alimentarios y nos introducimos en un círculo vicioso que puede ser muy perjudicial con el paso del tiempo.
A su vez, esto nos genera una sensación de presión que puede traducirse en estados de estrés y ansiedad. Incluso, en casos más graves, puede llegar a conducirnos a un trastorno de la alimentación. ¿Cómo nos ayuda la alimentación consciente?
En la alimentación consciente se deshacen todos esos pensamientos erróneos que tenemos sobre la dieta. En lugar de esto, aprendemos a comer según las necesidades de nuestro cuerpo. No es necesario seguir regímenes o contar las calorías. Solo se trata de comer de manera consciente, eligiendo aquellos alimentos que nos caen bien, en su justa medida.
Beneficios de la alimentación consciente
Si nos ponemos a analizar nuestros hábitos alimentarios, nos damos cuenta de los muchos cambios que podríamos implementar si aprendemos a comer de manera consciente. Aunque a veces lo ignoramos, el estilo de vida moderno nos ha conducido a comer con prisas, sin prestar atención al contenido de las comidas o preguntarnos si realmente tenemos deseos de comer.
Considerando esto, la alimentación consciente busca desarrollar en nosotros conductas alimentarias sanas, fortaleciendo el autocontrol y el autoconocimiento para rescatar esa capacidad de comer de forma más racional y menos automática. De este modo, obtenemos una serie de beneficios que, a la larga, mejoran nuestra calidad de vida.
- Puede ayudar a las personas con sobrepeso a cambiar sus comportamientos alimentarios y lograr una pérdida moderada de peso.
- La alimentación consciente contribuye a la prevención de trastornos de la alimentación, como el trastorno por atracón.
- Una mayor práctica de alimentación consciente conduce a una mayor flexibilidad conductual y, con esto, contribuye a superar los comportamientos compulsivos en la dieta.
- El tener más autocontrol y consciencia al momento de comer también contribuye a reducir los antojos y esa necesidad de comer por estímulos ajenos al hambre verdadera.
- La práctica de atención plena en la alimentación ayuda a un mayor control de las porciones de alimentos ingeridas.
En definitiva, la alimentación consciente es un enfoque sostenible a largo plazo para disfrutar una dieta variada, acorde a nuestras necesidades. No supone restricciones y tampoco tiene un objetivo concreto. En su lugar, nos ayuda a tener consciencia plena sobre lo que comemos y sus efectos en el organismo.
Así, en consecuencia, obtenemos beneficios tanto en el control del peso como en la salud. Una alimentación saludable y variada puede contribuir de manera significativa a la prevención de enfermedades crónicas.
¿Cómo empezar a practicar la alimentación consciente?
Para poner en práctica la alimentación consciente es conveniente contar con el apoyo de profesionales en el tema. En este sentido, además de contar con un guía experto, es conveniente buscar el apoyo de profesionales en nutrición, quienes pueden orientarnos en la elección de alimentos y porciones acordes a nuestras necesidades.
Hay que tener en cuenta que esta práctica requiere un entrenamiento cognitivo y emocional, que nos lleve a un estado de mayor autoconocimiento y autocontrol al momento de comer. Por eso, en lo posible, debemos buscar apoyo profesional y ser constantes en la práctica de los ejercicios que nos ayudan a aplicar la atención plena cuando nos alimentamos.
Con todo esto, aprendemos a diferenciar el hambre fisiológica del hambre psicológica para aprender a controlar los excesos. Sobre todo, poco a poco adoptamos una forma de alimentación más equilibrada y sostenida, dejando atrás esas populares dietas que nos hacen pensar que comer sano es cuestión solo de algunos días. ¿Qué necesitas para empezar?
- Dado que es necesario analizar cómo son nuestros patrones de alimentación diarios, puedes optar por tomar apuntes de cómo comes: tipos de alimentos, horarios, si hay distractores, etcétera.
- ¿Crees que no tienes suficiente tiempo para alimentarte bien? Entonces comienza por hacer un plan semanal, asegurándote de incorporar todos esos alimentos que te hacen bien. Además, no olvides detalles como las porciones.
- Cuando estés comiendo, a mitad de comida haz una pausa y reflexiona. ¿Qué tan lleno te sientes? Si aún tienes hambre, continúa. De lo contrario, para de comer y guarda la comida para más tarde.
- Siempre que vayas a comer, busca un ambiente tranquilo, alejado de ruidos o fuentes de distracción. Aunque pueda parecer un poco extraño, es la forma de disfrutar al máximo cada bocado y fortalecer nuestra conexión emocional con los alimentos.
- No olvides involucrar todos tus sentidos. La atención plena nos propone disfrutar al máximo la textura, los sonidos, el sabor y todo lo que pueda hacer nuestra experiencia de comer más placentera.
- Finalmente, asegúrate de ser constante con la práctica de la alimentación consciente. Tal y como pasa con la meditación, es una habilidad que se aprende tras muchos entrenamientos. Por eso, procura practicarla siempre que puedas, aunque sin irte a extremos. Lo más importante siempre será que experimentes bienestar.
Apóyate con las recomendaciones de su grupo de expertos. Además, encuentra los mejores consejos para incorporarlo en tu día a día. Asimismo, aprovecha sus guías de meditación que pueden apoyarte en este proceso.
Namasté,
Equipo Yoga Kalash
Te cuidamos
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