Todas las personas tenemos muchos motivos para agradecer cada día; sin embargo, no siempre somos conscientes de la importancia de la gratitud y del impacto que tiene en casi todos los ámbitos de nuestra vida. El problema es que somos más proclives a dejarnos llevar por las emociones negativas y no acostumbramos a tomar una pausa para apreciar las cosas grandes y pequeñas que son realmente importantes. ¿Quieres saber cómo ser más agradecido?
En primer lugar, debemos saber que hay dos formas de gratitud: una condicional y otra incondicional. La condicional es aquella que experimentamos cuando las cosas salen como esperamos. No obstante, como no siempre es así, es una emoción poco duradera que, incluso, rechazamos. La incondicional podemos considerarla más un hábito de vida, pues es agradecer sin que haya ocurrido nada especial. No está condicionada por acontecimientos y es permanente.
Así pues, si lo que buscas es ser más agradecido, deberás entrenar esa gratitud “incondicional”, es decir, aquella que se vuelve precursora de nuestra felicidad y que nos ayuda a fortalecer la conexión con aquellos que nos rodean. En el siguiente espacio te contamos en detalle los beneficios de practicar la gratitud y algunas estrategias para incorporarla en tu vida.
Beneficios de practicar la gratitud
Algunos podrían pensar que la gratitud es una virtud que se tiene o no se tiene. Pero, como ocurre con otras emociones positivas, hay maneras de entrenarla para que su práctica en el diario vivir sea más sencilla. Entre estas tenemos, por ejemplo, la meditación de agradecimiento o los diarios de gratitud. ¿Qué beneficios nos aporta su práctica?
Si bien lo pasamos por alto, ser agradecidos nos ayuda a mejorar la salud tanto a nivel físico como mental. Así lo demostró una completa investigación, dirigida por Robert A. Emmons , profesor de psicología en UC Davis y científico líder en la ciencia de la gratitud, en la cual se estudiaron más de mil personas entre las edades de ocho y 80 años.
De acuerdo con los hallazgos, la práctica de la gratitud tiene beneficios para la salud significativos. Por ejemplo, nos ayuda a experimentar una sensación de relajación y favorece el equilibrio de la presión arterial. También apoya las funciones de nuestro sistema inmunitario y se relaciona con niveles más bajos de colesterol. Entre otras cosas, Emmons, quien también es jefe de redacción en de The Journal of Positive Psychology y autor de los libros, ha destacado que la gratitud ayuda a:
- Mejorar la calidad de sueño.
- Reducir el riesgo de depresión, ansiedad y trastornos por abuso de sustancias.
- Adoptar mejores hábitos de vida, como comer alimentos más saludables, hacer ejercicio y evitar comportamientos riesgosos.
- Mantener el equilibrio del sistema nervioso.
- Reducir la segregación de hormonas del estrés (cortisol).
- Desacelerar los efectos de la neurodegeneración que ocurre con la edad.
- Reducir los sentimientos de desesperanza y aumentar los sentimientos de optimismo.
- Bloquear emociones tóxicas, como la envidia, el resentimiento, el arrepentimiento y otras que afectan nuestra felicidad.
- Incrementar la resiliencia.
La gratitud cambia la actividad cerebral
Algo que debemos destacar de manera especial es que hay evidencias de los efectos de la gratitud sobre la actividad cerebral. Las investigaciones han demostrado que cuando nos sentimos más agradecidos, nuestra actividad cerebral es distinta. En concreto, un estudio publicado en la revista científica NeuroImage, señala que hay una relación entre ser agradecido y una mayor sensibilidad neuronal en la corteza prefrontal medial.
La corteza prefrontal medial es un área del cerebro que se asocia con el aprendizaje y la toma de decisiones. Por lo tanto, los hallazgos de estos estudios sugieren que, cuando practicamos la gratitud, estamos entrenando nuestro cerebro para que sea más sensible a la experiencia de la gratitud en el futuro. En consecuencia, esto también nos ayuda a mejorar la salud mental.
¿Qué puedes hacer para ser más agradecido?
Como hemos dicho al principio, hay una forma de gratitud incondicional que no depende de acontecimientos específicos y que se mantiene con el tiempo, incluso cuando no ocurre nada extraordinario. Este tipo de gratitud nos permite valorar las cosas más importantes de nuestra vida, nos mantiene optimistas y se convierte en un impulso hacia nuestro éxito.
El inconveniente es que puede ser difícil experimentarla, ya que la mayoría tenemos la tendencia a agradecer solo en situaciones concretas. Por eso, de ser posible, debemos dedicar un espacio de nuestro día a entrenarla hasta que se convierta en algo espontáneo. ¿Cómo hacerlo? En realidad hay varias técnicas. Veamos a continuación las más populares.
- Piensa en tus contratiempos y agradece
En ocasiones, para darnos cuenta de lo mucho que tenemos, basta con recordar momentos que no fueron tan buenos. La mayoría de nosotros hemos atravesado circunstancias difíciles donde se ha puesto a prueba nuestra resiliencia. Luego, tras superarlas, hemos crecido como personas y, sobre todo, hemos aprendido a valorar cosas que antes pasaban desapercibidas.
¿Te sientes identificado? Entonces toma unos minutos para pensar en esos hechos pasados, cómo los superaste y qué cambios generaron en tu vida. Cuando aprendes a aceptar estos contratiempos, empiezas a sentirte más agradecido tanto por tu crecimiento personal como por las cosas que te rodean y que le dan sentido a tu vida.
- Convierte la gratitud en un hábito
Es hora de dejar de agradecer solo en casos puntuales. Por ello, debemos trabajar para convertir la gratitud en un hábito que se mantiene sin importar las circunstancias. Así pues, debemos practicarla de manera constante, tal y como lo hacemos con otros hábitos diarios como tomar una ducha o lavarnos los dientes.
Algo que podemos hacer es dedicar unos minutos a pensar en esa parte de nuestra rutina que nos causa bienestar. En general, podemos pensar en todas esas cosas por las que debemos agradecer cada día: el trabajo, la familia, tener un lugar para descansar, los alimentos, etcétera. Posteriormente, lo llevaremos a la práctica hasta que el agradecimiento se convierta en una parte irremplazable de nuestro día.
- Cultiva la empatía
La empatía tiene un estrecho vínculo con el agradecimiento. Por eso, cuando centramos una parte de nuestra energía en cultivar la empatía por los demás, dejamos que nuestra mente se relaje y disfrute el momento presente. En este proceso, se desencadena una sensación de gratitud y alegría con nosotros mismos y con los demás.
- Practica la meditación de agradecimiento
La meditación orientada a entrenar el agradecimiento es un buen recurso para aprender a practicar la gratitud en todos los momentos de nuestra vida. Cuando meditamos relajamos la mente y dejamos fluir nuestras emociones sin emitir juicios. Por eso, si somos constantes en su práctica, aprendemos a reconocer cuáles son esos “focos” de motivación para ser más agradecidos.
Conforme meditamos también podemos practicar la empatía y cambiar nuestra perspectiva. De esta forma, aumentamos nuestra capacidad de ponernos en el lugar de otros y reconocemos que tenemos en nuestras manos la solución para muchos de esos asuntos que consideramos problemáticos. Además, meditar mitiga el estrés y nos ayuda a mejorar la forma de responder a los momentos de frustración.
- Mantén un diario de agradecimiento
¿Qué te parece si después de meditar escribes tus pensamientos? La meditación nos ayuda a tener más claridad mental y nos deja ver todas esas cosas por las que debemos sentirnos agradecidos. Sin embargo, si las escribimos, los beneficios pueden incrementarse. De hecho, las investigaciones sugieren que llevar un diario de gratitud nos facilita la expresión del agradecimiento y nos permite hacer un seguimiento de los aspectos positivos de nuestra vida.
En un estudio publicado en 2018 a través de Journal of Experimental Social Psychology, los adolescentes que utilizaban un diario de gratitud informaron tener mejores hábitos alimentarios. Además, estudios adicionales han informado de una relación entre esta técnica y un menor riesgo de enfermedades cardíacas y depresión.
Una meditación rápida para practicar la gratitud
Hay muchas maneras de meditar para entrenar la gratitud; sin embargo, en este espacio te compartimos una meditación rápida para que te hagas a una idea de cómo introducir la meditación en tu rutina para practicar el agradecimiento.
- La próxima vez que salgas a pasear al aire libre, camina a un ritmo constante, de modo que te sientas cómodo.
- Toma un momento para observar el entorno que te rodea, concentrándote en lo que ves alrededor.
- Observa si el entorno está tranquilo o inquieto. Luego, conforme vas caminando, dirige la atención a los sonidos y, seguidamente, a las sensaciones en el aire. ¿Cómo lo sientes contra tu piel? ¿Es agradable?
- Si es posible, ve haciéndolo de manera simultánea con ejercicios de respiración hasta que te sientas relajado.
Con este sencillo ejercicio puedes experimentar una agradable sensación de bienestar, a la vez que te enfocas en el presente para apreciar las pequeñas cosas que a menudo pasas por alto.
Namasté,
Equipo Yoga Kalash
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Referencias bibliográficas
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