Meditar en el amor propio nos permite conectarnos con nuestro ser interior y recordar que somos dignos de ser amados. A su vez, esto nos va cambiando el pensamiento y nos deja ser nosotros mismos sin entrar en juicios. Es reconocernos como seres humanos y ser autocompasivos. ¿Cómo podemos empezar?  

Como la meditación para la autoestima, dirigida a la autoconfianza o para la compasión. Además, para introducirnos rápidamente en esta práctica, podemos empezar con el siguiente ejercicio: 

• En primer lugar, nos ponemos cómodos. Tenemos la opción de hacerlo acostados sobre una colchoneta, o bien, en una silla que nos resulte cómoda.  
• Si optamos por acostarnos, vamos a enfocarnos en la sensación que nos causa la parte posterior del cuerpo recostada sobre la colchoneta. Entre tanto, si estamos sentados, nos vamos a estirar bien, de modo que la columna quede recta y las manos descansen sobre los muslos con las palmas hacia arriba o hacia abajo (según sea nuestra preferencia).  
• Si ya estamos lo suficientemente cómodos, cerramos los ojos y sintonizamos la respiración. Vamos a reconocer si estamos tensos o relajados, sin tratar de cambiarlo. 
• Tomamos aire por la nariz y, con suavidad, lo expulsamos por la boca. Seguimos haciendo este ejercicio de respiración y, de forma simultánea, trataremos de reconocer cómo se siente nuestro cuerpo y mente. ¿Tenemos músculos tensionados? ¿Nuestro estado de ánimo es bueno? ¿Nuestra mente está tranquila o la están invadiendo pensamientos negativos? 
• Llevamos las manos hacia el corazón, seguimos respirando profundo e identificamos qué se siente poner las manos en esta área que para muchos de nosotros es donde se percibe el amor propio y por los demás.  
• Bajamos poco a poco al ritmo de la respiración hasta volver al ritmo natural, respirando solo por la nariz.  
• Llevamos la atención a lo que sentimos al respirar: ese flujo de aire que va hacia los pulmones y luego sale. En cada exhalación, imaginaremos que estamos soltando cualquier pensamiento negativo. 
• Al inhalar, nos diremos frases como “soy digno” o “soy suficiente”. Entonces, cada inhalación traerá amor propio y cada exhalación nos liberará de lo que no sirve. 
• Recuerda que es normal si en algún momento de la meditación la mente deambula. De ser así, nos centraremos en la respiración hasta reintegrarnos al ejercicio.  
• Pasados unos minutos, respiramos profundo y conscientemente, para luego abrir los ojos. Permanecemos sentamos por un instante para reconocer la experiencia que tuvimos con la meditación. Se siente bien, ¿no? 
• Si somos constantes con su práctica, luego podemos llevarlo a otros ámbitos de nuestra vida. De este modo, tendremos presente que somos dignos y tenemos valor, sin importar las circunstancias.  

Aprender a meditar para amarse y ser autocompasivos no es difícil. El yoga y sus prácticas meditativas te brinda una oportunidad única para fortalecer tu autoestima y amor propio.